En esta semana que se celebra el día de Halloween me he puesto a pensar en cuantas veces en el mundo del deporte y el entrenamiento he escuchado la palabra “miedo” a la hora de comenzar a realizar ejercicio o incluso el pánico a poder sufrir una lesión.
Muchas veces me he encontrado con personas que no se iniciaban en el entrenamiento personal porque existen muchos mitos e historias de fantasmas en torno al deporte que no son ciertas y que solo se basan en consecuencias ficticias.
Hoy, quiero hablar de estos mitos y contar la realidad que se esconde tras el miedo infundado por un desconocimiento real de la práctica deportiva y de las múltiples ventajas que tiene llevar una vida con un enfoque saludable.
Mito 1: “Si hago pesas, me voy a poner muy musculoso/a”
Desarrollar una musculatura significativa requiere de tiempo, de un entrenamiento específico y un plus de una dieta controlada. No es algo que se consiga de la noche a la mañana. Requiere paciencia y, sobre todo, hacer los ejercicios con la técnica adecuada indicada por un entrenador personal experto.
De no ser así, no siempre se logra el resultado esperado. El entrenamiento de fuerza, además, es esencial siempre. No siempre para el objetivo de ganar músculo, tonificar o fortalecer el cuerpo. Ayuda a mejorar la salud en general, desde el metabolismo hasta la densidad ósea.
Mito 2: “El cardio es la única forma de quemar grasa”
¿No te parece raro que exista una única forma de lograr este objetivo? Normal, porque no es así. Cuando alguien que comienza a entrenar conmigo me explica que su principal objetivo es perder peso, siempre le explico que eso no va a significar hacer solo cardio. Al contrario, el entrenamiento de fuerza, el HIIT y otras opciones formarán parte de su plan de entrenamiento personalizado (según sus propias características personales).
Así logramos no solo una pérdida de grasa, sino también mejores resultados generales para la composición corporal y, por tanto, un cuerpo más equilibrado y fuerte.
Mito 3: “Necesito entrenar horas para ver resultados”
Creo que no te va a sorprender si te digo que más allá de las horas que inviertas entrenando, es fundamental la calidad de tu entrenamiento.
No es necesario que te pases 2 horas entrenando cada día. Con rutinas de 30-45 minutos bien estructuradas, puedes obtener excelentes resultados sin invertir tanto tiempo.
Es más importante ser constante que entrenar mucho en una semana y luego no volver a hacerlo en un mes.
Mito 4: “Si no siento dolor o agujetas después, el ejercicio no ha funcionado”
Por favor, no utilices nunca el dolor post-entrenamiento como indicador confiable de un buen o mal entrenamiento. El dolor puede significar que has trabajado ese día puntualmente ciertos músculos que no se usan a menudo, pero no olvides, que también puede ser síntoma de una técnica incorrecta en la ejecución del ejercicio, incluso de una falta de descanso.
El dolor como indicador de progreso es un mito más que evidente. Si sientes dolor tras cada entrenamiento, coméntalo cuanto antes con tu entrenadora personal.
Mito 5: “Es mejor entrenar en ayunas para quemar más grasa”
Si bien es cierto que el entrenamiento en ayunas puede funcionar para algunas personas, para nada es algo común que deba hacer todo el mundo. No es cierto que sea necesario para la quema de grasa efectiva.
Son muchos los estudios que ya han demostrado que el metabolismo no depende solamente de entrenar en ayunas, y que entrenar alimentado permite un rendimiento mejor y, en algunos casos, resultados incluso superiores.
Mi consejo es: prueba a ver qué te resulta mejor a ti, pero una vez más huye de lo que es “válido para todo el mundo”. En este caso, tampoco aplica. ¿Qué es lo mejor para ti? Lo que te diga tu propio cuerpo. Incluso si te resulta difícil entender las señales que este te manda, consulta con un profesional, pero nunca olvides que la nutrición y una alimentación adecuada y equilibrada siempre será tu mejor plus para un buen entrenamiento.
Desmontando fantasmas por Halloween…
Como sucede con las historias de miedo, estos mitos están muy extendidos, pero nunca deben ser tomados como ciertos ni mucho menos una causa que nos paralice a la hora de cuidarnos y entrenar.
Al comprender cómo funciona el cuerpo realmente, podemos vencer estos miedos y lograr los resultados que queremos.
El deporte y la salud nunca conllevarán miedo y, en caso de tenerlos previamente, es hora de vencerlos. Tu salud y tu cuerpo te lo agradecerán de por vida.